Algo sabía el tiempo sobre ti
y sin embargo no me dijo nada,
dejó que tropezara una y otra vez
flanqueando mis pisadas.
Cuando por fin se acercó a mi
tratando de hablarme...no quise escucharlo,
era tan bello para ser cierto.
Y me fuí de largo, dejándolo
con un palmo de narices.
Él, que siempre había esperado por mi,
no lo quise entender.
Tiempo... si volvieras
y me dijeras una y otra vez
las palabras que en mi oído se repiten
incansablemente, en el caminar del reloj.
Manso, tierno, pura y bella,
recuerdos aún diseminados, esparcidos,
oquedades muy ondas
y un poco amargas.
De soledades inconclusas
y compañias poco gratas,
como por no dejar,
como por olvidar.
Pero no volverás,
el tiempo desandado, maltrecho,
se pierde en la inmensidad de un segundo
que aprisiona mi mundo y el tic-tac
de la arena en el reloj.
ARELI GARCIA